EL FIN DE CURSO LLEGÓ

Y con las vísperas de las hogueras de San Juan llegó el fin de curso. Y cuando pensamos en esta fecha siempre nos viene a la mente los grupos de chicos y chicas que aprovechan la festividad para celebrar que por fin se acaba la rutina de ir a las aulas. Una sensación un tanto ambivalente, porque por un lado el hecho de alejarse durante unos meses de sus compañeros de clase les provoca cierta tristeza pero que es suplida con creces por la sensación de libertad y vértigo que provoca el no tener horarios fijos, ni extraescolares, ni deberes, …la única obligación para muchos de ellos será negociar con los padres hasta qué hora se pueden quedar con los amigos en las distintas fiestas de los pueblos, si van a ir de campamento para aprender idiomas o en el peor de los casos los menos afortunados el tiempo al que tendrán que renunciar para seguir esforzándose en recuperar alguna o algunas asignaturas atragantadas.

En cualquier caso, será un merecido periodo de descanso para la mayoría del que darán buena cuenta en redes sociales y por tanto no creo que merezca la pena profundizar más en ello.

Lo que no suele ser objeto de reflexión, de forma tan habitual, es lo que supone el momento del fin de curso para aquellas personas que estando en edad adulta, y con otras muchas más obligaciones a sus espaldas durante todo el año, también han culminado una etapa formativa por Sanjuanes.

Y para aterrizar esta idea, y puesto que como reza el refranero español, “para muestra un botón”, hablaré de una forma más concreta de nuestro caso. Del de los alumnos del Master de Industria 4.0 de la Escuela de Negocios de la Cámara de Valladolid, entre los cuales me he encontrado yo de una forma un tanto accidental.

Para muchos de mis compañeros la oportunidad de apuntarse a este Máster, surgió hace un año dentro de la propia empresa, sabedores de que el talento de las personas hay que regarlo, igual que se riega una árbol para que crezca y de buenos frutos.

Para otros, ha sido provocado por la propia iniciativa y el deseo de continuar agregando valor a su perfil de ingeniero aprendiendo en un campo como es el de las nuevas tecnologías habilitadoras en la Industria 4.0 que evoluciona de forma vertiginosa.

Y para mí, de formación superior economista, apasionada de las nuevas tecnologías y con una curiosidad insaciable de todo aquello que represente un desafío y un progreso para la sociedad, surgió hace nueve meses a través de Linked In, añadiendo un comentario a un post del Director del Máster Pablo Oliete.

En este post, entre otras cosas comentaba lo mucho que le había costado sacar adelante el programa y lo satisfecho que se encontraba de haberlo logrado después de tanto tiempo de preparación.

Y no es para menos, porque lo cierto es que a pesar de que todos sabemos de la importancia de la formación continua a lo largo de la vida profesional, y más en un momento de transformación digital en la que muy probablemente los perfiles profesionales de dentro de cinco o diez años, poco o nada tengan que ver con los actuales, pocos son los que se deciden a embarcarse en una aventura de estas en las que “a priori” grandes son los sacrificios y pocas o ningunas las compensaciones inmediatas.

Y el caso es que vivimos tiempos difíciles para el aprendizaje. Tiempos en los que cuando comentas que estás inmerso en un programa de estas características, te miran como si fueras un extraterrestre que ha venido desde otra galaxia al que hay que examinar detenidamente “por si acaso”.

Pero lo que no saben estas personas, es que nada tiene que ver este programa con la vida en otros planetas. De hecho “todo” lo que se trata en él es absolutamente terrenal y muchísimo más cercano a nuestro día a día de lo que se pueden imaginar. Unicamente hay que hacer un ejercicio de aperturar la mente para dejar que fluyan sin barreras conceptos como el gemelo digital, el mantenimiento predictivo, la ingeniería semántica, … y poco a poco todas ellas van conectando y tomando forma hasta confluir en lo que viene siendo el inicio del viaje de la transparencia a la inteligencia.

Y este es precisamente el punto en el que nos encontramos los alumnos de este máster. Al contrario de los jóvenes adolescentes, que como no puede ser de otra forma, su momento vital está mucho más centrado en vivir intensamente el “ahora”, que en la responsabilidad de asumir la trascendencia de la época histórica en que nos encontramos, nosotros visualizamos este fin de curso como un momento épico en el que algo grande comienza a tomar forma. Digamos que ahora somos muchísimo más conscientes de lo que la transformación digital representa y del largo camino que tenemos que recorrer.

Y esto lo hemos hecho gracias a la atenta mirada de nuestros profesores y tutores, que nos han guiado en nuestros primeros pasos, de la misma manera que el viticultor mima a sus majuelos, abonando, podando, regando y fertilizando para que crezcan los racimos de uva, en la esperanza de que con las condiciones ambientales adecuadas, se obtenga una buena cosecha.

Y después de nueve meses por fin ha llegado el momento de vendimiar. Y las primeras percepciones de la calidad de la uva son muy altas.

Pero no nos olvidemos que hasta que esa uva pueda llegar a la mesa de los consumidores, aún queda un largo camino por recorrer. El proceso de fermentación de la uva es lento y también requiere muchos cuidados y atenciones. Por eso y porque muchos son los elementos que nos unen, queremos seguir madurando para poder integrar las nuevas tecnologías en el día a día de las personas, ser motor de cambio en nuestras organizaciones, llevar a otro nivel nuestro crecimiento personal y profesional, incrementar la competitividad de nuestras empresas y ser un referente regional y nacional en Industria 4.0.

Y todo esto lo vamos a hacer gracias a unos ingredientes muy especiales que hemos ido incorporando cuidadosamente a lo largo del curso como son la motivación, compartiendo las mismas inquietudes y dando visibilidad a nuestro trabajo, ingredientes estos fundamentales para poder liderar el cambio.

Y con ellos vamos a ir elaborando diferentes menús. El primero de todos y el que ha sido el objeto de mi trabajo de fin de Máster consiste en crear una asociación de profesionales que se juntan y forman un colectivo de impulsores de la Industria 4.0 en este país. Porque no olvidemos que más allá de las buenas voluntades, para dar forma a este sueño se necesita un formato jurídico adecuado, que garantice que vamos a escuchar de manera imparcial y honesta a los diferentes actores que protagonizan actualmente la realidad de la industria en el país, estableciendo a continuación un mapa de interacción y colaboración.

Y el formato idóneo es la constitución de una asociación sin ánimo de lucro en torno a la cual se cree una red colaborativa de profesionales a los que les mueve el mismo espíritu y que están dispuestos a ceder parte de su tiempo en seguir empujando y aprendiendo. Porque no nos olvidemos que la fuerza de un colectivo representado a través de un único canal es mucho más potente que la suma de las diferentes voces de profesionales que actualmente están poniendo empeño y tesón en ser escuchados a título individual en cada una de las organizaciones. Se nos tiene que oír de una forma coordinada, sin figuras, con una hoja de ruta clara y una estrategia de futuro que no deje lugar a dudas de que sabemos a dónde queremos llegar.

A partir de ahí podremos ir desarrollando posteriormente diferentes recetas que completen la oferta de la transformación digital. Y por eso a través de este canal quiero hacer un llamamiento a todos aquellos que deseen participar de esta iniciativa que levanten la mano sin miedo y se unan a nosotros. Porque como dice un buen compañero mío, “siempre es mejor gestionar el cambio que dejar que el cambio te gestione a ti”.

1 comentario

  • Hace 13 horas

    Ramon Freire

    Hola, soy Ramón, alumno de #i40Mad y estamos iniciando el camino que tu ya has recorrido. Enhorabuena. Cuenta conmigo para apoyar tu magnifico TFM.
    Saludos, Ramón Freire

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